PARTE 1. Conseguir un desarrollo óptimo
Cada etapa de la vida tiene sus peculiaridades y sus necesidades a la que hay que ir adaptando la alimentación.
La infancia se caracteriza por ser la etapa donde se produce un mayor crecimiento físico y desarrollo psicomotor. Para que nos hagamos una idea, durante los primeros 12 meses de vida se produce la mayor velocidad de crecimiento de toda la vida, siendo de 25 cm/ año la media de velocidad de crecimiento media.
Entre los 12-24 meses de vida, la velocidad media de crecimiento es de 12 cm/año ( en condiciones de crecimiento óptimo). Y en cuanto a la segunda infancia, la velocidad de crecimiento entre los 3 y 12 años, es de 5-7 cm/año.
Para cubrir todo este desarrollo, la alimentación, a parte de proporcionar energía para mantener las funciones vitales del día a día, debe aportar cubrir también las necesidades relacionadas con el crecimiento y la maduración.
Hasta los 4-6 meses de edad, las necesidades energéticas y nutricionales están cubiertas con la lactancia exclusiva (materna o artificial), pero a partir de esta edad, este aporte es insuficiente para cubrir las necesidades, por lo que hay que empezar a introducir nuevos alimentos en la alimentación de bebés, alimentos que aparte de cubrir energéticamente sus necesidades, proporcionen un aporte adecuado de nutrientes (proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas y minerales).
Por ello, una buena alimentación en la infancia es obligatoria para tener un crecimiento óptimo, un buen estado nutricional y otro punto clave en este ámbito es, para consolidar hábitos saludables para la edad adulta.
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